Reflexiones sobre los cambios y las perspectivas de la Sociedad tras la disrupción de la pandemia

con Carmen Dato

Como cabía esperar, el coronavirus ha ocupado el primer puesto en el ranking de preocupaciones en nuestras encuestas mundiales como es el What Worries the World, y seguimos viendo el futuro con incertidumbre incluso después del lanzamiento de la vacuna.

Carmen Dato

Ipsos

Directora de Reputación Corporativa

Como líder y experto en este campo nos gustaría conocer tus reflexiones/opinión:

  1. En un momento en el que la mayoría de los países llevan casi un año de lucha contra la pandemia, el papel que desempeñan las empresas ha cobrado mayor protagonismo, para hacer frente a otras dos crisis asociadas a la pandemia, la económica y la social. ¿Cómo está viendo y viviendo la sociedad española esta situación? ¿cuál es la tendencia?
    Nunca habíamos vivido una situación así, entre tanta incertidumbre y en una realidad en constante cambio. Durante la pandemia, en Ipsos nos hemos centrado en comprender el impacto que esto estaba provocando en las distintas esferas, haciendo seguimiento de cómo la gente estaba respondiendo a lo ocurrido para poder aportar conocimiento que ayudara a afrontar estos tiempos difíciles.

    Como cabía esperar, el coronavirus ha ocupado el primer puesto en el ranking de preocupaciones en nuestras encuestas mundiales como es el What Worries the World, y seguimos viendo el futuro con incertidumbre incluso después del lanzamiento de la vacuna.

    Casi la mitad de nuestros encuestados en todo el mundo (47%) dice que el COVID-19 es uno de los principales problemas que enfrenta su país y este elevado nivel de preocupación mundial por el Coronavirus no ha disminuido desde que incluimos por primera vez esta categoría en abril de 2020.

    En España la preocupación por el coronavirus también se sitúa en primer lugar junto con el empleo, aspecto que genera en nuestro país mayor inquietud que en otros países del entorno.

    La disrupción causada por la pandemia nos ha llevado a creer que nuestra forma de vida no será la misma después de lo sucedido y nos ha hecho también reflexionar sobre el tipo de mundo que queremos y qué deseamos para nosotros mismos. Nuestro marco de Tendencias Globales  nos recuerda que no hay que sobrestimar el ritmo y el alcance del cambio que tiene lugar durante un período de tiempo determinado, ya que los valores que sustentan las actitudes y el comportamiento tardan más en cambiar. Pero las primeras pruebas de la última investigación indican que los valores han empezado a moverse a raíz de los turbulentos acontecimientos del año, por ejemplo, en lo que respecta a la importancia de adoptar medidas sobre el cambio climático e igualdad social.

  2. ¿En qué agentes económicos y sociales la sociedad está depositando mayor confianza? En concreto, ¿qué expectativas hay hacia las empresas tras la llegada del Covid?
    Ante la incertidumbre que nos ha rodeado durante los últimos meses, la información ha sido fundamental. Los medios que más se han utilizado en España para estar al corriente de la pandemia y sus consecuencias han sido los tradicionales, que también han inspirado mayor confianza en contraposición a Internet y las redes sociales que acaparan más dudas sobre la veracidad de la información que se comparten en ellos.  En cuanto a las fuentes, es el personal sanitario el que goza de una mayor credibilidad para responder sobre la pandemia.

    La valoración de las instituciones en relación con la pandemia les sitúa en un aprobado, aunque pone de manifestó que su labor ha dejado un amplio margen de mejora. De nuevo, hemos visto como los entes relacionados con el ámbito sanitario han sido merecedoras de una mejor percepción como son la OMS y el Ministerio de Sanidad.

    Si bien es cierto que la sociedad no consideraba que las empresas tuvieran un papel destacado en la gestión de esta crisis sanitaria según el estudio de Ipsos US, estas no se han desentendido de su responsabilidad con el entorno en el que operan y, como resultado, hemos comprobado que la percepción de la actuación de las empresas españolas durante la pandemia ha sido mejor que la de las autoridades.

    Ante el temor provocado por el virus y la falta de respuestas eficaces por parte de las distintas administraciones, la población española se ha sentido especialmente agradecida a las empresas por las distintas iniciativas adoptadas para proteger la salud pública, anteponiendo incluso esta preocupación a sus propios beneficios.  La creciente demanda generalizada de una mayor implicación de las empresas en los problemas de la sociedad empieza a tener un resultado tangible.

    Según las conclusiones de la última edición del estudio Reputation Council. Este compromiso social se ha puesto de manifiesto en su contribución en la lucha contra esta pandemia y el liderazgo que la clase empresarial ha adoptado en otras cuestiones.

    Parte de estas responsabilidades de la empresa deben ir orientadas a sus empleados, que son sin duda uno de sus grupos de interés más importantes. Como respuesta a la pandemia, una de las prioridades que se plantaba a las empresas fue garantizar la salud de sus trabajadores, clientes y proveedores. Facilitar el teletrabajo y proporcionar las medidas de seguridad necesarias para aquellos que deben acudir a su centro de trabajo habitual fueron requisitos básicos. Superada esta fase, el reto es ofrecer seguridad a los trabajadores y contrarrestar el temor a la pérdida de empleo fruto de la caída de la actividad empresarial que la crisis económica ocasionada por la pandemia ha ocasionado. Muchas empresas han adoptado medidas en esta línea cuando ha sido posible.

    Una encuesta global de Ipsos para el Foro Económico Mundial revela que aproximadamente la mitad de los adultos que trabajan dicen que han experimentado una mayor ansiedad en torno a la seguridad laboral, estrés debido a cambios en las rutinas y organización del trabajo o presiones familiares como el cuidado de los niños, o dificultad para encontrar un equilibrio entre la vida laboral y personal, como resultado de la pandemia de COVID-19.

    No nos podemos olvidar de otros stakeholders como los clientes y la sociedad en general que cada día demandan una mayor implicación de la empresa en los problemas que les atañen.

    La crisis económica a la que nos enfrentaremos en los próximos meses agudizará importantes conflictos sociales como el desempleo y la desigualdad económica. Al mismo tiempo, la sobreexplotación de los recursos naturales y el cambio climático continúan amenazando nuestro planeta. Tanto los gobiernos nacionales como los organismos supranacionales no parecen tener la capacidad para abordar estos problemas por sí mismos y la sociedad dirige su mirada a las empresas, demandando que se involucren en la solución de estos problemas.

    La crisis de Covid-19 ha subrayado el nuevo imperativo económico del valor compartido. Las empresas que entiendan las expectativas de la sociedad actúen de forma responsable y guiadas por un propósito social relevante tienen la oportunidad de ver reforzar su reputación y crear confianza.

    Conforme el modelo de empresa con futuro, el propósito permite apalancar la capacidad de respuesta de las compañías, ganando en flexibilidad ante el cambio, rapidez y consistencia en la respuesta. ¿Percibe la sociedad que, en el ámbito del propósito, se pasa de la definición a la acción? ¿Qué aspectos son clave?

    Desde hace años hay una tendencia creciente que analiza las ventajas que reporta la responsabilidad empresarial para crear confianza en las organizaciones entre sus diferentes audiencias, favoreciendo la fidelidad de los clientes, el compromiso de los empleados o la relación con el Regulador.

    Esta relación ha sido comprobada en nuestros estudios que muestran una estrecha correlación entre cómo de responsable se percibe una empresa en el desarrollo de su actividad y el nivel de confianza que se deposita en ella.

    Consecuentemente, y según el estándar moderno de responsabilidad corporativa, donde BlackRock y la Business Roundtable son claros exponentes, las empresas deben crear valor para todos sus grupos de interés, lo que incluye a los consumidores, los empleados, los proveedores, los gobiernos, la sociedad en general y el planeta, además de los accionistas.

    Aunque el valor compartido es el nuevo imperativo económico, sabemos que aún existe tensión entre las prioridades a corto y largo plazo de la empresa que ralentizan la transformación necesaria para abordar estas cuestiones. Esto puede ser una de las razones por la que, en muchas compañías, el propósito social se haya quedado en un plano puramente cosmético sin que haya un compromiso real que lo respalde.

    El propósito debe reflejar un compromiso relevante, creíble e inspirador para una gran variedad de grupos de interés, incluidos los inversores, empleados, clientes, gobiernos y la sociedad en general.

    Muchas organizaciones tienen dificultades para definir su papel social porque no ha establecido un diálogo abierto con sus grupos de interés. La escucha de los grupos de interés es esencial para identificar los asuntos sociales y medioambientales que deben alimentar el proceso de definición del propósito social y evaluar el impacto de los compromisos de la empresa, tanto en la transformación del entorno como en la creación de confianza entre sus grupos de interés clave.

    La complejidad de los problemas actuales requiere un esfuerzo coordinado donde las empresas, como motor de progreso, deben contribuir a encontrar soluciones innovadoras y sostenibles. El valor compartido representa un nuevo paradigma económico en el que las empresas persiguen el bien común y no solo su propio beneficio. El propósito social establece el papel que cada empresa quiere representar en esta nueva realidad.

  3. Por último, construyendo sobre todo lo anterior, a nivel de sociedad y de empresa ¿qué lecciones crees que hemos aprendido de esta situación?  ¿qué tendencias se observan a futuro que nos faciliten el tránsito hacia la era post Covid?
    La crisis de Covid-19 ha subrayado el nuevo imperativo económico del valor compartido. Las empresas responsables y con un propósito social relevante tienen la oportunidad de reforzar su reputación y crear confianza en sus audiencias.

    La crisis sanitaria y económica a la que nos enfrentamos agudizará importantes conflictos sociales como el desempleo y la desigualdad económica. Al mismo tiempo, la sobreexplotación de los recursos naturales y el cambio climático continúan amenazando nuestro planeta. Tanto los gobiernos nacionales como los organismos supranacionales no parecen tener la capacidad para abordar estos problemas por sí mismos y la sociedad dirige su mirada a las empresas, demandando que se involucren en la solución de estos problemas.

    Muchas empresas se han planteado como articular su propósito para ser reconocidos por su compromiso social sin ser tachados de oportunistas. Hemos identificado algunos rasgos comunes de las empresas que han respondido de forma solidaria para resolver estas dificultades y han sido recompensadas con un mayor reconocimiento social:  son auténticas y actúan antes de hablar, entienden y empatizan con la situación de su entorno, son generosas y no actúan guiadas solo por el beneficio económico, son oportunas y saben cuándo deben actuar, sin ser oportunistas o esperar un beneficio por ello.  

    Para que este comportamiento revierta en confianza es necesario que la empresa ponga en valor este comportamiento. Muchas empresas se han preocupado de parecer oportunistas durante la pandemia. Sin embargo, la sociedad está interesada en conocer lo que las empresas están haciendo por ellos y por e planeta. Si la empresa está actuando bajo los parámetros anteriores, el reto es encontrar la forma de trasladar los mensajes de forma atractiva, comprensiva y accesible para todos los públicos.

    Nos parece interesante también plantear en este apartado las expectativas de la sociedad.  

    Después de un 2020 que ha sido calificado como el peor año de las ultimas décadas, la sociedad a nivel global espera con ansias el 2021 para su país, sus familias y ellos mismos, según el estudio Estudio Global de Predicciones para el 2021. Sin embargo, prevalece la intranquilidad sobre el impacto a largo plazo de COVID-19, mientras que las preocupaciones sobre el calentamiento global, la economía y la tolerancia no han desaparecido.

    Siete de cada diez personas a nivel global dicen ser optimistas respecto al 2021 y que será mejor que el año anterior. Sin embargo, las expectativas no son tan entusiastas con relación a la evolución de la economía, que difícilmente recuperará los niveles anteriores a la crisis. Las expectativas de la población española se sitúan ligeramente por debajo de la media global en ambos casos.

    La sociedad ve poco probable que la vida en su país vuelva a la normalidad después de los efectos de la pandemia de COVID-19. Si hace un año, ocho de cada diez personas pensaban que el mundo cambiaba demasiado rápido, los acontecimientos vividos durante los últimos meses han planteado interrogantes sobre el tipo de mundo en el que queremos vivir. A raíz de la pandemia, la gente a mostrado un fuerte deseo de cambio en sus vidas y en la sociedad. Sin embargo, solo una tercera parte creen que el mundo cambiará para mejor.

    La situación económica adversa hace prever una mayor desigualad social que se manifiesta en la creencia de que durante el próximo año aumentará la desigualdad en la distribución de la renta, continuará la brecha salarial entre hombres y mujeres y habrá una mayor discriminación e intolerancia social. 

    La emergencia climática no pierde protagonismo ya que la mayoría de los ciudadanos a nivel global consideran que nos encaminamos a un desastre medioambiental a menos que cambiemos el modo de vida. Siete de cada diez españoles consideran que el cambio climático se convertirá en un problema tan grave como lo es hoy el coronavirus. La pandemia a despertado la conciencia sobre nuestro impacto en el medio ambiente.  

“En España la preocupación por el coronavirus también se sitúa en primer lugar junto con el empleo, aspecto que genera en nuestro país mayor inquietud que en otros países del entorno. ”

Carmen Dato

Directora de Reputación Corporativa

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