Reflexiones - Fortalecimiento del Modelo de Ética y Transparencia

Entrevista a Raquel Suárez, Responsable del Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad de Forética

Raquel Suárez, Responsable del Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad de Forética

Raquel Suárez

Forética

Responsable del Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad de Forética

En el contexto actual marcado por una ética en caída libre y falta de transparencia, que contribuyen a crear más desconcierto e incertidumbre en la sociedad, se desprende la necesidad de actualizar el significado de la ética y los valores para el desarrollo sostenible global.

Como líder y experto en este campo nos gustaría conocer tus reflexiones/opinión:

  1. 2021 se vislumbra como el año de la sostenibilidad, donde cada vez hay más voces que piden acelerar el cumplimiento de la agenda 2030. ¿Cuáles son, en tu opinión, las principales tendencias en la gestión de la sostenibilidad?
    Desde luego, las tendencias para este 2021 estarán marcadas y alineadas un año más con los riesgos presentados en el Global Risk Report elaborado por el World Economic Forum (WEF).


    En primer lugar, entre los riesgos con mayor probabilidad de ocurrencia en los próximos 10 años se encuentran las
    condiciones climáticas extremas, el fracaso de la acción climática y los daños ambientales provocados por la acción del hombre. Aspectos que sin duda están marcando ya la agenda institucional y que lo seguirán haciendo en los próximos años.

    Cabe señalar algunos riesgos a corto plazo como son la crisis del empleo, la desigualdad digital, el estancamiento económico y la erosión de la cohesión social. Según el WEF, el 70% de las mujeres trabajadoras creen que sus carreras se verán ralentizadas.

    Por supuesto, la vuelta a la nueva normalidad marcará también este inicio de década; más del 20% de la fuerza laboral mundial podría trabajar en casa y generar niveles de productividad y eficacia iguales o superiores a los acostumbrados. 

    Este 2021 presenta también un desafío en términos de adaptación de los puestos de trabajo a los nuevos requisitos de automatización, digitalización y otras tecnologías. Las empresas van a tener que integrar en sus planes estratégicos todo lo relacionado con la inversión en la salud mental de los empleados, el fomento de la lealtad, la satisfacción del cliente y la percepción positiva de la marca.

    El nuevo contrato social, el stakeholder capitalism, liderado por el ‘Green Deal’ de la Unión Europea o ‘Build Back Better’ en EEUU, son un ejemplo más que contundente de esta tendencia que implica, a su vez, que la sostenibilidad está ocupando ya un lugar central en la ambición de las políticas de los países y las regulaciones, así como en los paquetes de estímulo de la economía o de inversión. 

    En esta nueva década, las empresas se verán obligadas a responder ante las preocupaciones en materia de sostenibilidad de sus inversores que ya están exigiendo medidas para limitar, entre otros, los riesgos climáticos.

  2. ¿Es posible mejorar tanto las previsiones de carácter estratégico como su incorporación a los planes de las compañías?

    Las empresas, especialmente las cotizadas, ya están sometidas a una exigencia bastante fuerte en términos de transparencia que tiene su origen fundamentalmente en la regulación y en requerimientos por parte de sus inversores y clientes. Es cierto que el componente ético está ganando fuerza en esta coyuntura, dado que nos enfrentamos a un riesgo hasta ahora desconocido, aunque en muchos casos es un aspecto que las empresas ya venían trabajando desde hace tiempo. Quizá estamos ante ese momento tan esperado en el que todo el camino recorrido en aspectos de transparencia y ética sirva para que las empresas que aún tenían estos aspectos por desarrollar, comiencen a hacerlo. 

    En efecto, todos aquellos aspectos que estén ligados al reporting y a la rendición de cuentas están afianzándose ya en las empresas, reforzando equipos y asegurando la continuidad de aquellos que ya estaban consolidados.

    Algunos hitos como la revisión de la directiva de reporting no financiero o la puesta en marcha de la taxonomía como una línea fundamental dentro del Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea, indican que todos aquellos temas que tengan una relación de cualquier tipo con la transparencia, seguirán siendo una tendencia durante los próximos años.

  3. ¿Qué aspectos a tu juicio son necesarios para el fortalecimiento de la ética y la transparencia en las empresas en este contexto?

    Sobre todo, un aspecto que ya he mencionado antes, la regulación. Hemos visto que la Ley 11/2018 sobre el reporte de información no financiera ha tenido un efecto ‘sacudida’ en algunos sectores y empresas y ha servido para empezar a trabajar en términos de transparencia. Aunque todavía queda mucho camino por recorrer, disponemos de un marco definido sobre el que poder avanzar y revisar.

    En segundo lugar, un aliado indispensable en este sentido es la digitalización responsable. Tecnologías como blockchain van a ser de gran ayuda a la hora de mejorar los estándares sociales, ambientales y de corrupción a lo largo de toda la cadena de valor. Aquí entran en juego dos caras de la misma moneda, puesto que la digitalización es también una fuente de riesgos desde el punto de vista ESG (por sus siglas en inglés, Environmental, Social and Governance). De acuerdo con el Global Risk Report 2021 del WEF, la ciberseguridad y la desigualdad digital ocupan el cuarto y quinto riesgo más significativo en el corto plazo. 

    En tercer lugar, pero no menos importante, considero fundamental que haya un convencimiento interno de que los aspectos de transparencia y ética son palancas que atraen cada vez más a los inversores y accionistas. En el informe ‘Más Activos, Más Sostenibles. Entrando en la era del activismo ESG’ publicado por Forética se tratan este y otros puntos clave que las empresas deben tener en cuenta a la hora de conocer el impacto que ha tenido el inversor consciente en muchas compañías.

  4. La transparencia es un elemento clave para aumentar la confianza en el consumidor. ¿Crees que el cambio de patrón observado en las decisiones de consumidores se consolidará en la fase post covid19?

    Aunque el consumidor sostenible ha sido el gran ausente en el debate de la sostenibilidad durante los 20 últimos años, en esta nueva década adquirirá el protagonismo que se espera desde hace años. Desde el año 2002, el Informe Forética pone el foco en el ciudadano-consumidor y lo que hemos ido observando cada año es una actitud muy favorable de cara a valorar los aspectos de sostenibilidad en el consumo, pero una materialización baja de esa actitud en términos de consumo real. En nuestro último informe ya hablábamos de la importancia de esa activación. Y parece que los expertos coinciden: Euromonitor en su Top 10 Global Consumer Trends 2021 sitúa en el número uno de sus tendencias el concepto ‘Build Back Better’. Además, señala que un 69% de los profesionales de marketing encuestados espera un repunte muy fuerte de la demanda de aspectos de sostenibilidad pos-COVID-19, y un 73% considera que la sostenibilidad será un atributo fundamental de la construcción de marca.

  5. En este nuevo contexto, ¿Cuáles son las claves de la gestión en las relaciones con todos nuestros grupos de interés buscando la complicidad y la confianza?

    La articulación de un propósito coherente con la estrategia y la razón de ser de las compañías probablemente acaparará gran parte del tiempo de management de las compañías. Desde que en 2019 Larry Fink – presidente y CEO de BlackRock – lanzara su primera carta dirigida a los gerentes y directores de las compañías exigiendo un sentido del propósito a largo plazo, este es un tema que preocupa internamente y sin duda cada vez más de actualidad. 

    Las empresas se van a enfrentar al reto de conseguir que su propósito no se convierta en papel mojado y que efectivamente revierta en generar relaciones con sus stakeholders basadas en la confianza, entre otros factores. 

    La clave fundamental del propósito reside en conseguir maximizar la contribución positiva e internalizar los costes de todas aquellas externalidades negativas identificadas por la compañía. 

    Este y muchos otros temas relacionados con la transparencia, se abordan en el Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad de Forética, que arranca su quinta edición precisamente hablando de propósito con las empresas integrantes del mismo.

“En esta nueva década, las empresas se verán obligadas a responder ante las preocupaciones en materia de sostenibilidad de sus inversores que ya están exigiendo medidas para limitar, entre otros, los riesgos climáticos.”

Raquel Suárez

Responsable del Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad de Forética

FORÉTICA